Paracelso |
Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus Paracelsus es el nombre latino adoptado por el astrólogo, médico, mago, alquimista y filósofo alemán Theophrast Bombast von Hohenhein.
Nació en Einsiedeln en 1493 y murió a los 48 años en 1541 en Salzburgo.
Su primer maestro fue su padre que era médico y enseñaba química en las escuelas mineras. Paracelso fue el primero en escribir un tratado sobre las enfermedades profesionales de los mineros.
Comenzó trabajando como cirujano militar, así hizo sus primeras peregrinaciones a Oriente, Escandinavia ..., éstos viajes le sirvieron para recopilar conocimientos.
En 1527 se instaló en Basilea, allí fue reconocido por sus sorprendentes curaciones, devolvió la vida a un amigo de Erasmo de Rótterdam. Gracias a su fama fue nombrado profesor de la escuela de medicina, dejaba entrar a sus clase a los barberos cirujanos, les hablaba en alemán y no en latín(lengua de los cultos), quería que los conocimientos médicos fueran para el pueblo y no para unos cuantos privilegiados, rebelde con los principios médicos de su tiempo arrojó, en la fiesta de San Juan, el canon de la medicina de Avicena, desde ese momento le fue negado impartir clases en la escuela, le denunciaron, tuvo que marcharse y comenzar desde ese momento una vida errante, de pueblo en pueblo.
Un ciudadano de uno de esos lugares por los que pasó lo describe: " Escribiendo, escribiendo sin cesar". Escribió más de 14 volumenes de medicina, naturismo y filosofía y otros tantos de teología.
Paracelso tenía su propio concepto de la sanación basado en el tratamiento de las enfermedades con sustancias minerales transformadas alquimicamente consistente en el reconocimiento de la íntima unión de los tres elementos que conforman la totalidad del hombre: espíritu, alma y cuerpo. Concibió la fisiología y la patología desde la química, introdujo en la farmacología preparados químicos carentes de toxicidad.
El mismo dice " la alquimia no tiene por objeto exclusivo la obtención de la piedra filosofal, la finalidad de la ciencia hermética es producir sustancias soberanas y emplearlas en la curación de las enfermedades".
Según Paracelso el verdadero médico es ordenado por Dios.
Apelaba a los poderes naturales de curación, creía que el cuerpo poseía principios activos y si se aplicaba un tratamiento expectante se produciría la sanación.
Descubrió la homeopatía, si un veneno se aplicaba en pequeñas dosis surgiría de él su naturaleza oculta beneficiosa: "lo símil se cura con lo símil".
Los resultados más notables en química fue el conocimiento de la acción diurética del mercurio en la hidropesía y de las propiedades narcóticas de las preparaciones etéreas. Comprobó los beneficios de las aguas balnearias ácidas sobre los procesos digestivos gástricos y la prevención de cálculos en la vesícula.
También puso de manifiesto que los ácidos precipitan la proteína de la orina.
Paracelso fue espiritualista, todo cuanto es real y esencial en la naturaleza es espiritual e invisible, la función del médico es hacerlo visible y comprender los efectos mágicos de la naturaleza.
Retornó al ideal cristiano de la familia como unidad básica y abogó por el reparto de las riquezas.
Sus ideas consiguieron revolucionar la medicina 30 años después de su muerte en 1541, sus escritos fueros publicados y en 1618 lograron el rango oficial en la farmacopea de Inglaterra.
Fue un gran médico que alcanzó éxitos donde sus contemporáneos fallaron.
Sus ideas sobre la enfermedad son similares a los conceptos actuales.
La utilización química de minerales y metales no tuvieron precedentes, igual puede decirse de su descripción sobre las enfermedades y su intuición sobre las causas.
Sobre su tumba se escribió: " Con artes maravillosas curó heridas horrendas, lepra, gota, hidropesía y otras enfermedades contagiosas, legó a los pobres todos sus bienes".
Fue un defensor a ultranza de la intuición, pensaba que la salud y la enfermedad dependen de conjunciones e influencias de los astros y que los remedios secretos se basaban en sustancias que tenían el poder de actuar sobre éstas influencias, cambiando determinados extremos de la naturaleza y liberando el cuerpo de las malas influencias: "no es el médico quien controla y dirige sino el cielo por medio de las estrellas, por consiguiente la medicina debe ser dirigida por medios aéreos para que la curación pueda ser dirigida desde las estrellas.
Admirado por todos los hermetistas de su época, reconocieron su enorme conocimiento oculto e iniciático en los campos de la medicina, la filosofía, la astrología y la teología, en definitiva un hombre del que todos tenemos muchísimo que aprender y que como siempre pasa con todo revolucionario ha sido venerado tras su muerte.
Nos despedimos con sus propias palabras sobre cómo ha de ser un verdadero médico: "Aquel que puede curar enfermedades es médico. Ni los emperadores, ni los papas, ni los colegas, ni las escuelas superiores pueden crear médicos. Pueden conferir privilegios y hacer que una persona que no es médico, aparezca como si lo fuera pueden darle permiso para matar, pero no pueden darle el poder de sanar; no pueden hacerle médico verdadero si no ha sido ya ordenado por Dios. El verdadero médico no se jacta de su habilidad ni alaba sus medicinas, ni procura monopolizar el derecho de explotar al enfermo, pues sabe que la obra ha de alabar al maestro y no el maestro a la obra. Hay un conocimiento que deriva del hombre y otro que deriva de Dios por medio de la luz de la Naturaleza. El que no ha nacido para médico, nunca lo será. El médico debe ser leal y caritativo. El egoísta muy poco hará en favor de sus enfermos. Conocer las experiencias de los demás es muy útil para un médico, pero toda la ciencia de los libros no basta para hacer médico a un hombre, a menos que lo sea ya por naturaleza. Sólo Dios da la sabiduría médica".